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EL ACOSO SEXUAL EN CALLES Y BUSES, RELATADO POR ADOLESCENTES LOJANAS

Por Silvana Sanmartin 

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Mamacita rica, pis pis, qué curvas mi amor, huy los ángeles se cayeron, ¿te acompaño?, ¿por qué tan solita princesa? De pronto los piropos en el bus, además de los roces, manoseos y toqueteos voluntarios o involuntarios que reciben se convierten en quejas que escucho de ellas reiteradamente. Se trata de estudiantes de colegio de la ciudad de Loja, que tienen entre 15 y 17 años de edad.

 

Para esta crónica los nombres de las chicas han sido protegidos, debido a su condición de menores de edad. Las experiencias y testimonios recopilados fueron obtenidos en mayo de este año, cuando trabajé mi tema de tesis para alcanzar mi licenciatura. Casi todas las mañanas, cuando el reloj marcaba a las ocho o diez de la mañana, me sentaba con ellas a conversar en el interior de un aula de clase. Los testimonios fueron unos más sorprendentes que otros, pero la mayoría insistían en cómo iban vestidas cuando fueron acosadas en el interior de las unidades de transporte público o en las calles de la ciudad, me refiero a la falda, al short, a la blusa escotada, al pantalón ajustado… 

Una grabadora desteñida por el tiempo y una libreta de apuntes casi sin hojas recopilaron los testimonios. Recuerdo que cuando encendía el aparato y presionaba la opción “grabar voz” había inquietud, me imagino que por falta de costumbre o porque nadie todavía había llegado a escucharles y preguntarles sobre estos casos. Algunas se cohibían de hablar, les daba recelo, se pasaban la grabadora de mano en mano, hasta que una valiente se atrevía a narrar su experiencia de acoso.

 

Las chicas vestían su uniforme de colegio a la hora de dar sus versiones: falda con pliegues, chompa abrigada, medias largas, zapatos negros y una que otra con ojos y labios encendidos por el color del maquillaje. Conversaban bajito con la compañera de al lado, susurrándole al oído lo que no querían que las demás supieran; era evidente que estaban intranquilas y no sabían qué historia contar, porque decían tener varias.

 

Las narraciones de a poquito iban adquiriendo forma. El acoso no solo se daba en los buses, sino cuando caminan por la calle.  Las miradas, roces, piropos, silbidos, besos volados son frecuentes. Se han dado casos en los que ciertas chicas han sido seguidas a pie o en vehículo. Y hasta los más extremos: las adolescentes han sido víctimas de exhibicionismo de genitales y han tenido que ver una masturbación en público. Según esos testimonios, hombres jóvenes y adultos caen en excesos que agreden y ofenden, señalan las estudiantes.

 

Para las jóvenes los gestos y las palabras son más ofensivos de lo que muchos creen. Ellas la catalogan de vulgar y grosero porque solo se fijan en sus piernas, en su cintura, en sus senos y en sus caderas.

 

Al comentar a sus familiares las historias sobre acoso sexual en espacios públicos, los parientes suelen aconsejar a las chicas que se vistan “recatadamente”. “No salgo a provocar, me visto como yo quiero, nadie tiene porque decirme nada”, decía Estefanía. Viviana asentía y agregaba: “yo me visto para mí, no para ellos”.

 

Las chicas desearían gritar al ser víctimas de acoso, pero la mayoría de veces ignoran a los agresores, tratan de evitar problemas. “Hago como si nada hubiese pasado”, revelaba Valeria. Las chicas, evidentemente, han repasado en sus mentes cómo responderían al acoso, pero ninguna se ha atrevido, a pesar de que las historias se repiten.

 

“Iba en el bus y me dirigía a la casa de mi prima. Estaba repleto de gente, porque era las seis de la tarde, y como no había donde sentarse me quede paraba. De repente dos chicos que estaban en el fondo, en el momento que salían, según ellos pidiendo permiso, me fueron agarrando las nalgas y no pude hacer nada: me quede quieta y sorprendida”, relataba Maribel.

“No tengo la culpa de como me queda la ropa. Un día iba por la iglesia de las pitas y había un grupo de chicos. Cuando pasaba frente a ellos, uno me dio una nalgada; yo no sabía qué hacer. Me puse roja de vergüenza, quería llorar y gritar al mismo tiempo. Un hombre de la tienda salió y los regaño, pero luego me dijo ‘para que andas así, echa la buenota”.

 

“Estaba caminando con mi familia y me adelanté un poco. Un señor maduro me dijo ‘que buenota que estas’, pero lo ignore. Mi hermano menor me contó que casi había cogido mi nalga. No es la primera vez que me pasa; en las construcciones te gritan o te dicen ‘mamita rica’ y si no les haces caso te dicen  ‘hecha la ricota pasas’. Todo esto me ofende, me parece una falta de respeto”.

 

Las adolescentes, entonces, se animaron porque las pláticas se volvieron cada vez más interesantes. Me pidieron una mayor cantidad de tiempo para seguir charlando, pero el período se había terminado por disposición de las autoridades del colegio.

Estos testimonios reflejan el acoso sexual público, que es un tema invisibilizado y hasta naturalizado en la sociedad lojana. Es decir, estamos conscientes que existe y agrede, pero solo lo ignoramos, cruzamos la calle, evitamos o les decimos a las chicas “no les hagas caso”, en lugar de interesarnos por cambiar escenarios que contribuyen a generar violencia, para crear espacios públicos con respeto y equidad de género.

 

 

 

EL SONIDO DE UN BAJO LOJANO SE ESCUCHA EN LA CAPITAL

Por Patricia Diaz 

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Un día nublado, un jugo de naranja y una mochila, que en su interior contenía el resultado de un sueño que inició hace cuatro años. Estos eran los elementos que acompañaban a Leonardo Eras, lojano, promotor, fundador y bajista de Capital Klank, una banda ecuatoriana que fusiona el rock con el reggae, y que ahora se prepara para el lanzamiento de “Nada a Cambio”, su primer disco.

 

Leonardo, también conocido como “Leo”, recorre, un día de finales del mes de julio uno de los centros comerciales de Quito para encontrar el atuendo perfecto para el sábado 27 de agosto. Será la consecución de un anhelo, un día muy esperado, en el cual su banda entregará al público diez canciones, las cuales cuentan historias de amor, desamor, amistad, alegría y familia.

 

Varias memorias llegan a su mente cuando recuerda el día que inició la banda. “Fue un 16 de enero de 2010, siempre me suceden cosas buenas los 16. Ese día decidimos que esto iba en serio”.

 

Una vez encontrada la ropa para la presentación, aquel día de julio, seguían los preparativos. También era el momento para la nostalgia, para ponerse a pensar de cómo había llegado hasta el momento actual. “Muchos nombres aportaron al disco; cuando lo lancemos los reconoceremos. Estamos muy agradecidos”.

Primera escala: los bares.

 

Leo recuerda que durante el primer año la banda se dedicó a tocar en bares y en conciertos pequeños para darse a conocer. Era un inicio sin promotor y sin contactos en los medios. “Hubo muchos portazos en la cara”.

 

En el 2011, la banda había empezado a pre producir el disco. La composición de las canciones les llevaría casi un año. Para el 2012, los Capital Klank ya contaban con 30 temas de su autoría. “En diciembre, escogimos 10 para grabar, quemamos el año viejo y el 2 de enero del 2013 nos encerramos en el estudio.”

 

Fantasy Lab Studio fue el lugar donde la banda grabó sus canciones durante un mes y medio. Su sueño estaba iniciando, ese sueño que paradójicamente no los dejaba dormir. “Entrabamos a grabar a las siete de la mañana y salíamos a las cinco o seis del día siguiente. No dormíamos”.

 

Una vez grabadas las voces, los instrumentos y las estrofas con artistas invitados, tales como Guanaco Mc o Elder Cuases de Cocoa Roots, la banda tuvo que afrontar los gastos de en el estudio.  “Nos desfinanciamos, al finalizar la cuenta de horas era altísima. No habíamos pensado en cuánto nos iba a costar un disco de buena calidad”. La tarea, además de hacer música, para Leo y la banda, se volvía más ardua: debían cancelar la deuda.

 

Un salto a la TV

 

Leo se acostumbró al tráfico y a la velocidad con la que suceden las cosas en Quito. Se acostumbró, también, al trabajo duro que significó conseguir el dinero que debían. “Para solventar los gastos, decidimos masterizar la canción Siento Calma; con ese tema trabajamos durante el 2013”. Todo lo que ganaban lo utilizaron para pagar al estudio.

 

Para mediados de 2014, la banda recibió una llamada: los habían elegido para participar en Expresarte, un programa producido por el Ministerio de Cultura. “No sé cómo, pero nos llamaron” asegura Leo, mientras avanza por las calles de Quito, rumbo a la Alianza Francesa.

 

Atraviesa la puerta de vidrio, saluda al recepcionista y se dirige a la Mediateca de la institución. Busca a Hernán Guerrero, quien está encargado del lugar. Se saludan amistosamente y Andrés saca un disco de la mochila:  “Nada a Cambio”. “Es mi primer hijo”, dice Leo.

 

“Me encanta cuando los músicos hacen esto, un disco implica mucha inversión y trabajo”, responde Hernán, quien observa la portada blanca en la que sobresale un diseño en negro combinado con figuras de colores amarillo, verde y fucsia; en la esquina superior derecha aparece el nombre de la banda.

 

 

 

Lo examina, abre las dos tapas y descubre en el centro un tríptico. Regresa su mirada a Leo y le dice: “yo también sé lo que es invertir, esta es su carta de presentación… los músicos no viven de esto (señala al disco)”.

 

De gira y de luto

 

Luego de grabar en Expresarte, los Klank obtuvieron los quince minutos de fama que precisaban para hacerse cada vez más públicos. Ese mismo 2014 hicieron una gira por el centro y el sur del Ecuador.

 

La gira de promoción los llevaría a Loja, Capital Musical del Ecuador y ciudad natal de Leo. En medio de su vivir y transitar por las calles capitalinas, la nostalgia lo vence de nuevo.

“Como extraño mi gente, mi ciudad, pero esto de la música me encanta; Quito es mi segundo hogar y los Klank mi segunda familia”.

 

Cuando volvieron de la gira a Quito, los músicos se integraron más. Para ese momento eran parte de la banda Andrés, Diego y David Bosmediano; Andrés Bracero, Esteban Acosta, Ramón Montalván y Leonardo. Estaban decididos a plasmar su disco este año. Los preparativos se iniciaron con el lanzamiento del sencillo “Se te olvidó”.

 

Durante ese período, el grupo sufrió un golpe emocional. Jorge Bosmediano, padre de Andrés, David y Diego, a quien la banda llamaba “Chis”, perdía su lucha contra el cáncer. Leo escribió y dedicó “Mi inspiración” para honrar la partida del padre de sus compañeros, uno de ellos el mejor amigo del lojano.

 

Leo aún recuerda con ternura que haber perdido al padre de su entrañable camarada fue duro para él, y que eso le permitió disfrutar más de su familia. “Mi familia siempre me ha apoyado en la música, mi mamá también, aunque ella no le daba tanta importancia como mi padre”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ya tiene fans

 

Las noches Leo y sus compañeros suelen conectarse con sus fans. Aquella tarde de julio, a través de video conferencia, aparece en la computadora del músico Mary, quien tiene 16 años y es la presidenta del Club.

 

“Los vimos en Expresarte, me contacté con el Josho, y el club se formó un 16 de mayo. Al inicio solo éramos mi hermana y yo”, cuenta Mary.

Ella recapitula los conciertos, las reuniones y las anécdotas con la banda. Recuerda a una fan que, en secreto, enviaba regalos a uno de los integrantes de la banda. “Esa fue la (anécdota) más graciosa” dice entre risas.

 

En la conversación, a lo lejos se escucha la voz de Milena, hermana de Mary y también fan de los Capital Klank. Ella se une a su hermana para describir en una palabra a los miembros de la agrupación. “Leo: risueño; Ramón: humildad; Josho (Andrés Bosmediano): responsabilidad;  Bracho (Andrés Bracero): agradable; Esteban: amable; el Negro (Diego Bosmediano): amistoso y David: confianza.

 

Mary, su hermana y todos los fans del grupo estarán en el Teatro Variedades Ernesto Albán de Quito, donde será el lanzamiento del disco del grupo. La entrada, al igual que el disco, tiene un valor de $10. Para Leo y los Capitán Klank será más que la cristalización de un sueño.

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LOS MOMENTOS DE UN PERSEGUIDO POLÍTICO (CLÉVER JIMÉNEZ)

Por Johandra Soto

Antes

 

Meses antes de que se hicieran públicas sus denuncias que acusaban al Gobierno de Rafael Correa, y las posteriores retaliaciones del Régimen, el ex asambleísta amazónico Cléver Jiménez y su familia podían transitar tranquilamente por las calles de su ciudad natal, Zamora.

Jiménez era un profesional de la ingeniería comercial respetado en la provincia. Por ello su elección como representante provincial por el movimiento Pachakutik no fue sorpresa. Su desempeño, como un activo y argumentado opositor del Gobierno Nacional -ha publicado dos libros con sus versiones-, lo consolidó posteriormente como uno de los asambleístas más mediáticos y uno de los más populares del país y de la provincia.

 

Su casa, símbolo de unión y fuerza para su familia, se encuentra ubicada en el barrio  Santa Elena, a pocos metros del río Bombuscaro y Jamboé, un lugar privilegiado, pues son atractivos turísticos de la ciudad. Tiene dos plantas; al fondo de la casa se observa un espacioso jardín, que tiene las características de la zona.

Un gran portalón negro de metal se sobrepone a la fachada de la casa, contrastando con el rojo intenso del techo. Desde el exterior no se aprecian ostentosidades. La casa es muy similar al resto de viviendas del sector.

Las reuniones en su hogar entre amigos y familiares cada vez eran más pronunciadas, pues una de las actividades de la familia Jiménez-Alba era compartir su tiempo con sus parientes y personas allegadas.

 

Durante

 

Después del 30 de septiembre del 2010, una vez que una revuelta de policías atentó contra el presidente Rafael Correa y puso en expectativa al país, y luego de que Jiménez y el periodista Fernando Villavicencio denunciaron que el primer mandatario no fue secuestrado como aseguró, los problemas empezaron a llegar a la familia. Jiménez, quien a su vez fue acusado por el Régimen, tuvo que salir de la provincia. El hogar perdió la tranquilidad, que se fue convirtiendo poco a poco en miedo, tristeza y preocupación.

 

Rocío Alba, la esposa de Jiménez, expresa que su familia trató de normalizar su vida, pero la incertidumbre sobre su futuro no se lo permitía. Existía un hostigamiento constante. Por ejemplo, la casa se encontraba vigilada constantemente por un automóvil plomo y una camioneta blanca, ambos sin placas, que seguían todos sus pasos. 

 

Los dos hijos adolescentes vivían con temor; a la madre le asustaba la idea de que pudieran desarrollar daños psicológicos. La hija menor del hogar de dos años lloraba y preguntaba por su papá. La idea de que extraños pudieran llegar en la madrugada a la casa y allanarla, como lo hicieron con Villavicencio, no los dejaba vivir en paz.

 

Después

 

Muchas fueron las reacciones por parte los habitantes de Zamora, su tierra natal, por la situación de Jiménez y de su familia. Una vez que el ex asambleísta pudo regresar a su tierra, debido a que las acciones legales del Gobierno en su contra prescribieron, fue motivo de una particular demostración de afecto de parte de sus partidarios.

Con una masiva caravana, banderas, aplausos, caminatas, y una emotiva celebración religiosa, centenares de habitantes de Zamora Chinchipe, recibieron a Jiménez. A la altura de la población El Pangui inició el encuentro con familiares, simpatizantes de Pachakutik, organizaciones sociales y ciudadanos de distintos cantones de la provincia. El político había cumplido un año en la clandestinidad.

 

Pasando por las cabeceras cantonales de Yantzaza y de Centinela del Cóndor, recibió el aplauso de decenas de personas. Una vez en Zamora, Jiménez y sus partidarios asistieron a una ceremonia religiosa católica. Posteriormente, una vez instalados en una tribuna ubicada en los exteriores del centro comercial de la ciudad amazónica, las demostraciones de afecto continuaron.

 

Jiménez dijo sentirse fortalecido y que continuará denunciando la corrupción del país. Tanto el ex legislador como Villavicencio y Carlos Figueroa, todos enjuiciados por el Gobierno de Rafael Correa y luego absueltos por el sistema judicial, anunciaron que dedicarán sus esfuerzos a conseguir que su caso llegue a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

 

Jorge Piedra, amigo de la infancia de Jiménez, dijo que celebró sin rubores cuando supo que su compinche de toda la vida iba a volver a Zamora. Kléver Soto, vecino del ex asambleísta y amigo de lucha, señala que fue una de las primeras personas en conocer que Jiménez iba a llegar sano y salvo a su ciudad. La familia de Soto estuvo siempre cerca de la del ex asambleísta.

 

Piedra y Soto coinciden al decir que la llegada de Jiménez fue un acontecimiento muy importante, porque se trata de un personaje que siempre se ha caracterizado por luchar por su manera de pensar. Es fuerte y enérgico dice Soto.

 

Jiménez, aunque no lo ha hecho público, no ha descartado volver a presentarse para aspirar a una dignidad de elección popular. La aceptación que tiene en Zamora Chinchipe avala la posibilidad de que se convierta nuevamente en candidato.

 

 

 

YACURÍ, UN TESORO NATURAL ESCONDIDO

Por Francisco Calva

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El planeta tiene bellezas naturales, en especial a lo largo de la Cordillera de los Andes, la cual cruza el Ecuador. Son lugares únicos, con variedad de especies nativas. Uno de ellos se ubica entre valles y montañas, en la provincia de Loja: el Parque Nacional Yacurí, elegante, bello, único, con historia. Es uno de esos destinos a los que uno siempre vuelve. De esos sitios que al verlos quien lo visita queda prendados. Al paisaje natural lo complementan su las bellas casas de techos de teja y jardines coloridos que están junto al parque.

 

Además está la amabilidad, hospitalidad y solidaridad de la gente que invita al turista a descansar en sus frescas viviendas, a sus chacras a ver su producción. La solidaridad se refleja en las  “mingas”, mediante las cuales se práctica el trabajo comunitario en beneficio común para conservar este medio natural. 

 

La Reserva de la Biosfera del Parque Nacional Yacurí  permite el desarrollo de ecoturismo sostenible y con inclusión social. Sus impresionantes y exóticos paisajes terrestres y montañosos  sirven además de refugio a especies de plantas y animales nativos, endémicos y en peligro de extinción. Según Norberto Patiño, administrador del parque, fue declarado por el Ministerio del Ambiente como reserva natural en el 2009 y como sistema lacustre hace tres años. Esta reserva tiene una extensión de 43.090,6 hectáreas cuadradas.

Una Reserva de la Biosfera es un reconocimiento otorgado a lugares en el mundo que constituyen ecosistemas terrestres, montañosos, marinos, costeros o una combinación de todos para la conservación de ambientes naturales, paisajes, especies y genes, fomentando modelos de desarrollo ecológicos y económicos sostenibles, dice Patiño.

 

El experto agrega que el parque presenta una topografía con pendientes donde existe un importante sistema de lagunas agrupadas, tales como Yacurí, Las Arrebiatadas, Los Patos, Las Negras, Coloradas, Arenal, Guicundos, y Laguna Cox, entre los más importantes.  La mayor parte de su superficie presenta un relieve escarpado. Sus formaciones geológicas son variadas y datan de distintos períodos geológicos. Dado lo irregular de su superficie, en esta área protegida solo se pueden realizar actividades relacionadas con la conservación.

 

Como Reserva de la Biosfera en esta región se deben proteger los espacios naturales, frenar los impactos humanos y promover modelos de desarrollo sostenibles.


En cuanto al ecoturismo o turismo ecológico, el administrador de Yacurí resaltó que se han ido creando las condiciones parar potenciar y explotar sosteniblemente los atractivos de la reserva debido a la variedad de espacios naturales. La gama incluye el disfrute de animales, balnearios de aguas manantiales, caminatas, cabalgatas y senderos del parque nacional, además realizar actividades como alpinismo de montaña, espeleología, entre otros. Patiño, junto a Leoncio Gonzaga, directivos dela Organización Parque Nacional Yacurí, resaltaron que la reserva sirve de refugio y conservación a cientos de animales y especies nativas como oso, tigres, leones, venados  muchos más.


Asimismo el área posee una importante diversidad de plantas como orquídeas de muchas variedades, palmas de montaña, pinos que son algunas de las floras existente y que muchas de las cuales son endémicas de este cantón.

 

 

 

Email: periodismoresponsable8a@gmail.com

 

 Autores:     Wilson Vladimir Criollo Criollo

                      Manuel Edmundo Castillo Herrera

                      Anita Magdalena Reyes Jiménez 

                      Pedro Xavier González Loaiza

                      Karina Elizabeth Álvarez Patiño 

                      Hernan Raúl Toro Abad 

 

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